El cansancio se vuelve la lluvia sobre las calles que no atravieso...
Escribo. Nada hay en esta acción que obedezca a la habitual causa de un ciclo que concluye. No puede terminar lo que nunca comenzó y es acá donde, solo el reflejo de la inconstancia se vuelve un resplandor de continuidad falsa. Espejismos de hojas que no son hojas, en el resplandor de un vidrio, como ventanas que se abren, para aislarnos en la distracción de nosotros. Es acá donde, lo intangible es aún más cercanos a la idea de que lo sea. Agradezco quien se identifico o quien, no supo entender y comprendió que la realidad es eso. Miradas que nunca conoceré. El haber pasado, accidental, obligadamente. Miradas que conservo. Agradezco en esta consternación con una alegría que se llora, porque algo termina solo para ser. Recuerdo en prosa. Ya no puedo, porque el presente es el impulso. Debo soltarte. Ciclo continuo del regreso sin fin. Todo queda ahí, y un poco en esto. Regreso en la lectura. El dia que siento es el dia que vivo. Poesía concreta, abstracta, el buscar retratar, aquel gesto que ya no se me figura insano. Caminos que se entrecruzan; Manos que se desconocen, una de la otra. Arrebatos de la razón. Impulsos de la conciencia. Tonalidad a culpa, en un cielo de vida apagado. Nadie sabe del pensamiento detenido, imágenes dentro de un cuadro, líneas que se proyectan. Dos años trazando descuidos, avanzando, sombra sobre sombra, en la inercia inmóvil. Apacible, desordenadamente. Dolencia de encantos oscuros. Sonrisa fría. Horizontes subterráneos. Encontrando una región superior a todo delirio; Volviéndome mas humano. (Soledad que ya no duele de un modo que me haga suponer...) Porque vos estas. Ojos que ya no impiden. Otra posible impresión. Palidez en el pasado.