Introducción
La fortaleza de mi impulso radica en la acción que ejerzo sobre el análisis de mi propia personalidad. La soledad me acaricia contemplativamente, en una construcción sistemática de absurdos pensamientos. No tengo certezas, tengo impresiones, no tengo inteligencia, tengo intuición, y sentir es pensar, y ver, es tocar con las manos de mi conciencia, incorporarme sin despertar, de un cansancio continuo. Así de apartado estoy de lo natural, así de solo estoy de mi mismo, ya no gris siquiera, ni oscuridad, ambigüedad, contraste sin color en la nocturna nada; Tiempo ido que desfallece tras la quietud de otra espera. Abdico de todo, me alejo incluso de la distancia y en el vació de todos los desordenes, retrato un caos inevitable. Aquí, solo quedara reflejado el retrato de esas imágenes.
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