« Home | Introducción » | Velo de luz... » | Claridades Plomizas » | Nubia » | Tonalidad lejana... » | Pasadizos y atajos » | Huellas » | Enero » | Sombras que retratan » | Octubre »

Monday, January 15, 2007

Inalcanzablemente

Vuelvo a escribirte, sabiendo que solo, vuelvo a escribirme. Te leo, y ni me hablo. Entonces, traduzco el silencio como algo contrario a la comunión, que entre ambos existía. Es ahora, tu callar la voz de lo que piensas. Inalcanzablemente, te toco, como el sueño que se agoniza en vida, ya no te veo. Me quedo, porque alguien golpeara a mi puerta, debo estar, para cuando alguien llegue. Y tú, que no sabes querer que quieres, deseas seguir, ¿hacia donde?. Todos van, todo cambia, en la misma diferente dirección, nada sigue siendo lo mismo. No te vayas de mí, no te quedes, ida, no me hables, con tu silencio. Ignoras que me comprendo como ni tú lo imaginas. Tengo el don de sufrir la palabra, la confusión de la poesía; La vida me abraza, con una vitalidad sofocante, me asfixia de intensidad, todo transcurre. La realidad golpea mi conciencia y el sueño se desangra, en el instante de olvidar.

Sunday, January 07, 2007

Contemplación nocturna

Arrodillados a un Dios o a una idea, entregados al placer de compadecernos, a la agonía de suponer, que todo tiempo posible, trae la esperanza materializada en hechos mas reales que nuestro dolor. Sombras, palabras que se pierden, dichas, que nadie escucha, voces ciegas. Debilidad fundamental de todos las voluntades. Voces que se vuelven suplicas, que se desvanecen. Nadie sabe y es tan claro todo, desde esta certeza, de que la verdad se ignora. Es tan puro el sentimiento y tan noble el deseo que se experimenta en secreto. Susurros de nosotros, siendo otros, en el instante en que el mundo pesa sobre la realidad, y la realidad del otro se asoma en el mundo que somos. Suplicas del agónico modo de silenciar con la razón, la fe que no se obtiene. El universo se contrae en esta desolación y todos los mundos se paralizan. Dios de cada uno, vida de cada ser, muerte de cada vida. Soledad poblada de mismas otras tantas voces, anhelando de un modo diferente, lo mismo. ¿Alguna vez nos escucharemos?.


Si tuviera que decir tener en mi vida
la figura que nos describe,
pero solo es una sombra
la identidad que conservo.
Créeme, si te digo, que no soy,
nunca he sido.
Nada de mi forma parte de nada.
Jamás ocupe un lugar, estando,
nunca con nadie hable, diciendo,
ninguna persona me conoce, o conoce
ese que no existió, siendo.
Y ahora, en que la soledad
es esta contemplación nocturna,
de silencio que duele,
como una nostalgia inútil que nos paraliza,
evoco el recuerdo de lo que viví;
Rostros, palabras, sonrisas mudas,
gestos perdidos, soledad,
mis manos sintiendo tus manos,
el sabor de una sombra.
Tengo, la melodía que trae sitios,
momentos, sensaciones,
el color negro,
el naranja que acompaña el gris
de mi visión oscura,
el aroma impregnado en el aire
que roza tu ausencia.
Mirada herida de mi,
sonrisa detenida,
dias que ya no son, siquiera,
recuerdos en tu mente.

Todo eso, y nada de eso es, sino
donde ya no puede tenerse.

Monday, January 01, 2007

Escepticismo místico

No se puede hallar lo que no se entiende, no puede entenderse aquellos que no se cree posible de ser hallado. Y Dios lo es a los ojos de quienes alaban sin dudar y creen, sin siquiera necesitar entender. Porque si se busca entender no se cree. Porque si se intenta racionalizar la sensación, se desvanece. Dios, tan en mi como en nada, en su ausencia yace un escepticismo místico. Creo en él cuando digo que en él no creo, entonces, quizás, sean sus ojos por los que miro, y mis ojos por los que ve, sean sus manos que escriben y expresan con su voz, mi no saber escucharlo. Es Dios la oscuridad que me aparta y la luz que me ciega, Dios, esta vacilación, imperfecto, desconocido por el mismo, lo que dejo en el olvido y recuerdo.


Hay pasos dados después de tu necesaria muerte,
cual fantasmagóricas huellas trazadas
por el camino que te aleja,
a una cercanía impenetrable.
Palabras que no vieron la luz de tu voz,
dualidad divina, actos que murieron
en el místico olvido.
El hijo del hombre fue y es,
diferentemente, el mismo,
y más real y humano,
así como transformado en Dios y mito.
Caminando entre la condición de sueño.
Exteriorizándose con cada paso y cada mirada.
Inmortalizándose con sus sermones y muerte.
Entre su oculto mensaje y vacilaciones secretas,
nunca imagino que tan distinto seria recordado.
El hijo del hombre es esa parte de él que desconocemos.


Y. A. descansa, desde el año 47 después de él.