Desordenes Lineales

Abandono, cristalizada imaginación,
golpear de la lluvia irreal,
que cerca esta vida que habito, buscando salidas,
como sueños cercanos a la incógnita que retrata,
un desierto a orillas del mar. Pasado sombrío,
dejo de escribir pero no por ello dejo de escribir,
llanto que es un respiro construido por sombras.
Podría; Colores, claridades en esos cuadros
que no traigo, desde el otro lado,
me alejo de ese enero, cada mes,
no hay tiempo que agriete el asfalto gris,
mis interrogantes son vida en tus manos.
Las palabras llegan, abren ante el mundo
otros mundos y otro ser uno mismo.
Nos reconocemos en las calles que descienden,
los edificios en esa restauración
que los arrancan del pasado,
para ser hoy y llueve,
pero este caer del agua es cierto,
como una caricia que nunca nos miente.

Toda la realidad se vuelve sobre mí,
aún más verdadera,
en la imposibilidad de serlo.
Todo surge y devora, emerge,
con la calma de un transcurso sin fin.
No hay sentido, siquiera en él.
Ya se sabe, incierta, la noche
se cierra, cercando
los limites de nuestro desierto.
Sombras en el espejismo
de un asfalto,
que es esta sed.
Vision sin voz.
Un camino que se extiende,
tras los rumbos que se pierden.
Golpe contra los muros,
porque quebrado logre entender
lo intangible,
como un vidrio en las manos.
La sangre quema,
hasta encontrar
el olvido
y avanzar.
El cielo en el suelo.

Inmensidad
de permanecer

en mí

sin estar

lejos.