Desordenes Lineales

Las hojas del libro que jamás escribí están dispersas
en los fragmentos de un paisaje detenido.
Tu mirada amanece en cada frío aspecto
de ese resplandor. Como un idioma
que solo vos conoces, rescatas las palabras
de un abismo, cayendo en otro.
Me leo en tu pensamiento, logro escucharme.
A destiempo, la forma renace
y sin vida, se desangra.
Morir no basta.
Son tus manos; letras que solo alcanzan lo insignificante.
Porque de tanto que se posee
el alma esta vacía.
Y solo ahora entiendo
el sentido de un rumbo, a tu lado,
el rumor de las olas que rompen
en un transcurso de espuma dispersa.
Formas que retratan, cada sentido,
el tiempo posee la prisa que aguarda,
el latir de lo nuevo, el verme en lo pronto.
Nada dices tener,
las letras no alcanzan,
para calmar el dolor de tu ausencia.
A la luz de un nuevo espacio creo.
Hoy duermes y estas lejos.
Podría escuchar tu respiración si tan solo,
adormecido ante lo ínfimo,
quedara en silencio, podría,
abrazar la contemplación
de tus ojos al cerrarse.
De tanto que se posee
¿que se tiene?.
La conciencia del dolor,
un no saber que decirte.
La luz primera me trae.
Son golpes que quiebran el muro de mi celda móvil.
La realidad nos hace humanos.
Saber que sin vos no podría.
Hojas de un paisaje inerte.

No podría.
En tus besos, muere quien nunca fui,
y es un dolor que me despierta,
a cada instante.