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Tuesday, February 19, 2008

Inconexa

I

Son horas que no transcurren, esta nocturna dolencia, y más aún se aquieta a lo lejos, la idea de que esta fiebre de conciencia física, abandonara mis sentidos adormecidos. Mi voz desgarra la piel del silencio, que se anida en mi garganta. Sediento de aire, busco beber en un respiro y mi saliva es el alivio que me envenena. ¡Cuan lejos han de quedar esos dias próximos!. ¡Cuan imposibles de concebir esos dias que ya vendrán y por ser, los ignorare naturalmente!. Aún así escribo, intervalos de una enfermedad discontinua, inconexa entre mi pensar y sentir afiebrado. Instante sabor a muerte en la forma como el cielo se precipita por la ventana, sobre mis ojos cansados. Paisajes urbanos, grises, todo es una misma sombra de diferentes ausencias. Todo sonido que llega hasta mi es alguien aislado en su contemplación individual. Sonidos que aturden sin distraerme de este zumbido grito. Nadie, y sin embargo, todos los pasos atraviesan el cuarto donde me encuentro tendido. Es acá donde las personas dejan de engañarse. Entre estas paredes, el amor dejo de existir, se planean suicidios, se construyen modos de destruir, se llora en una risa vacía. El niño que nunca nació, vive, su infancia trepa por los muros hasta llegar a la oscuridad de un cielo que se extiende, como una desesperanza eterna. Todo lo otro es mío porque afiebrado dejo de ser yo. Todo lo otro es eso que me oprime, en esta espera que no amanece. Existencia de la noche, siempre, como una culpa que se acerca, desde el otro lado del mundo en el cual habito y que no alcanzo.

II

Y un sueño de realidad me despierta en tu modo de mirar mi vida. Estas ahí, no hay dolor. Mujer de los colores que desconocía, de las preocupaciones ajenas. Tu estrella colapsa en una estrepitosa quietud del paso del tiempo; Todo surge. Tu dolor crece entre heridas. Silencios que oscurecen tu sueño. Cada instante del sitio que se convirtió en tu mundo, es esa parte de la realidad sobre la cual ya no caminas. Dialogo impredecible. Tristeza que no se llora. Desconocer lo establecido. Cristalina figura. Vidrio que me separa de la hora. Miradas atemporales que se detienen con idéntica calidez y diferentes, ambas, ansían lo mismo. Ni el pasado en el presente. Estados contrarios e indefinidos, anónimos, cuyos rasgos se vuelven nítidos a tu visión y de los cuales, conoces sus nombres. Me reencuentro con la idea de ser. Son tus ojos el rumbo imaginado con los que recorro, las construcciones de mi pensarte. No te perderé para comprenderte, y un alivio de incerteza se vuelve una memoria sin nostalgia. Recordar viviendo. Estrofas que forman esos relatos hablados, que no llegan a ser novela. Escritura estática. Pasos dados. Metáfora que no me cubre, en tu modo de sentir leerme.

Sunday, February 10, 2008

En la memoria


Que torpeza buscar en el recuerdo. Instantes similares a un tiempo de vida lineal. Transitoriedad de lo acostumbrado y la aceptación de los sentidos a ser. Que confusión la de creer que el presente se vive y que el futuro es esa otra cosa soñable, en la posibilidad. Aniquilador de esperanzas. Abrir los ojos a ello que nadie necesita ver. Porque, si bien sea cierto, o falsedad del instinto, dirigimos el rumbo de la existencia que no determinamos y atravesamos los momentos, en una inconciencia que anula, nuestro no comprender la vida. Arrebatar la esperanza, solo por el hecho de que exista lugar en un alma, para que la esperanza sea. Palabras que ensombrecieron su sonrisa. Risa similar a llorar su silencio. ¿Es la ilusión un estado transitorio, donde se refugian las convicciones débiles?. Culpable de algo que construí en palabras; La realidad generó el resto. Todo esta aún a pesar de nosotros. Hasta tu risa… –“Nadie necesita sino de un despertar a lo cotidiano”-. Y en una puerta que se cerró, de pasos que cruzaron un angosto pasillo, el ascensor se detuvo y con él, la comprensión y la incertidumbre, como dos verdades de una misma existencia; Sueña, con esa intensidad sublime a lo ingenuo. Suena en tu risa, eso que callas, hasta alcanzar lo limites inexorables de lo imaginado, donde, tu risa yace. Reencuéntrate en algún lugar que desconozco, con tu risa que añoro. Como esas imágenes inalterables en la memoria, que aún siendo una leve huida de la realidad, no deja de pesar sobre mí, como un reproche interminable.

Monday, February 04, 2008

Incertezas


Hay veces en los cuales, en la distancia de lo incesante, refugio bajo de eso que se alza, me experimento en una enfermedad de sentir. Descreimiento incluso. ¿Es esta necesidad de escribir un deseo realmente, o son los impulsos anhelos de no querer ver, y por eso cubro mis ojos con mis dedos?. Búsqueda de lo increable. Eso que me rodea no esta a mi alrededor. Mi visión se adentra en la cuestión de cuestionarme, y no hay respuesta; Desvanecimiento del espíritu, dentro de una conciencia que desfallece. Reincorporarme es padecer del sueño. Soñar es volver en lo improbable, a la inercia de la vida posible. Y así, me recupero en la incerteza conciente. Siento en la impresión un ahogo de respirar palabras. Una voz trae entre incoherencias, la confusión de pensarme. Luego, abro los ojos al resplandor de otro dia, que oscurece las sombras de esas visiones claras. Me olvido. El refugio es un sitio donde estoy, ahora, sin necesidad de protegerme de otra cosa que no sea, el no tener un lugar. Las personas ya no se engañan. Todos sienten esa armonía inalterable que hay, en el alterado espacio. Lentos pasos que atraviesan las calles, colmadas de huellas inciertas. Entonces, la música fuerte en mis oídos, hace que el sonido externo sea algo aún más externo a mí. Lentes que me protegen no solo del sol. Viajo. Nada más. Que la mentira llegue. Tengo la resignación suficiente como para viajar no tan lejos. Innecesario refugio. La noche en esta tarde. Horizonte urbano de nuestro llegar sin arribo.