Desordenes Lineales

Transcurrió menos tiempo del que creo, aun así, es una eternidad este haber dejado por hacer, entre tanto que no digo. Fueron días de estar frente al dolor del mundo, porque solo en esos lugares, calmos, limpios, blancos, se respira el dolor como un aroma sabor a lagrima. Expresión consternada de manos que se aferran... sin poder sostenerse en su resignación. Fue una certeza que me negué a creer, recuerdo anticipado del paso de todo, deceso, el despedir materialmente a quien ya no es parte de la realidad, el acompañar ritualmente la partida. Laberinto de calles que siempre me llevan a una misma sensación.

No viví estos días y por eso deje de escribir, o viví demasiado, y por eso la verdad hace que mis mundos colapsen, se apaguen la únicas miradas que me saben ver, golpes en los muros que resuenan como quien busca liberarse. Deje, porque viéndome en sus cuadros, me vi muerto en definitiva; ¿Tiene sentido negarlo?, ¿no pensar distancia el hecho de que así sea?, ¿pensar alivia la realidad de que así duela?. Pasaron días de esperas, una vida que se apago encendida en cada trazo que le pertenece, cuadros que penden, expectativas volcadas sobre mí, en cada charla; -“Abrazar a la luz temprana eso que habita de manera fugaz, puesto que la noche permanecerá siempre”-. Nítida impresión que enceguece mi sombra. Sentí que te ibas, vos sí, podes comprenderlo...